© Maribel Herruzo
Durante seis días de 1720, Rennes ardió por los cuatro costados. De sus cenizas renació una ciudad muy distinta, diseñada bajo las directrices del Jacques Gabriel, el arquitecto de Luis XV. Hoy, la sangre de una población cosmopolita y joven corre por las amplias avenidas y entre los imponentes edificios erigidos sobre las ruinas de la venerable capital bretona.